Limonov als 10 anys amb la seva mare a Jarkov
Diari de primavera (1)
“Fingimos que
trabajamos y ellos fingen que nos pagan.”
Retall de la biografia de Carrère sobre Limónov:
"El poder comprendió que si se continuaba contando la verdad
sobre los campos y el pasado, existía un riesgo de acabar con todo: no sólo con
Stalin, sino también con Lenin, y el propio sistema, y las mentiras sobre las
que descansa. Por eso Ivan Denísovich supuso a la vez el apogeo y el fin de la
desestalinización. Destituido Jrushov de sus funciones, la generación de apparatchiks salida de las purgas
implantó, bajo la égida del afable Leonid Brézhnev, una especie de estalinismo
blando, compuesto de la hipertrofia del partido, la estabilidad de los cuadros
dirigentes, los enchufes, los nombramientos internos, las grandes y pequeñas
prebendas y la represión moderada: lo que se ha llamado el comunismo de nomenklatura, por el nombre de la élite
que se beneficiaba del mismo, pero este grupo selecto, en el fondo, era
relativamente numeroso y, por poco que se siguieran las reglas del juego, no
demasiado inaccesible. Esta estabilidad plomiza, carente de sentido y en cierto
modo cómoda, prácticamente todos los rusos con edad para haberla conocido la
recuerdan con nostalgia hoy que se encuentran condenados a nadar y muchas veces
a ahogarse en las aguas heladas del cálculo egoísta. La gran máxima de la
época, equivalente a nuestro “trabajar más para ganar más”, era: “Fingimos que
trabajamos y ellos fingen que nos pagan.” No es muy estimulante como modo de
vida, pero bueno: nos las arreglamos. No arriesgas mucho, a no ser que hagas
estupideces. Pasamos de todo, reconstruimos en el fondo de las cocinas un mundo
del que sabemos, seguros, a menos que te llames Solzhenitsyn, que seguirá
siendo como es durante siglos, porque su razón de ser es la inercia.
En este mundo, un amable pajillero como Guenka, por volver a
él, puede permitirse ser un masturbador afable, así como su padre puede
permitirse ser chequista. Estaría
mejor, desde luego, que se afiliase al Partido, como también lo sería que un
joven francés, durante los mismos años, los treinta gloriosos, estudiará en la
ENA o el Politécnico, pero si no lo hace no es demasiado grave, ni se morirá de
hambre ni en un campo, le buscarán una pequeña sinecura burocrática gracias a
la cual no le detendrán como a un parásito y elemento antisocial, y se acabó.
Así pues, Guenka, sin la menor preocupación por el futuro, se pasa las noches
bebiendo gratis con su amigo Eduard en locales regentados por colegas de su
padre, y los días, al menos los de verano, en el quiosco del zoo, donde tiene
barra libre y hace que su corte se desternille de risa expulsando a los
clientes con la excusa de que se está celebrando el congreso extraordinario de
domadores de tigres de Bengala, cuyo secretario general es él."
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Fragmento del libro Limónov, Emmnuel
Carrère. Anagrama. Traducción de Jaime Zulaika.
Jarkov al 1964
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