viernes, 4 de marzo de 2016

Del color de gos com fuig.



Diari d’hivern (18)

Del color de gos com fuig.

Hi ha diferents maneres de blanquejar diner, que no enumeraré, però encara no en conec cap que sigui capaç de canviar-li el sexe. Tot i que una pesseta era femenina, un euro és masculí i una moneda no és igual que un bitllet ni un pagaré el mateix que una hipoteca, el diner, però, continua essent angelical, no té sexe ni tampoc color ni olor.

Tal vegada per això sempre vaig defensar, en front de les legions de les esquerres puritanes que l’acusaven de delinqüent racial, al pobre Michael Jackson, nova encarnació de Peter Pan, al que tothom criticava per voler ser blanc i al que ningú hagués censurat en cas de preferir dir-se Michaela Jackson.

El món és com és, considera greu canviar de color de pell i no pas de sexe, com el diner, que de negre passa a blanc o de blanc a negre com una peça d’escacs es mou pel tauler.

Tot i que ara els bitllets els fan de coloraines, els americans continuen igual, que en això són uns tradicionalistes que pinten tots el dòlars d’un gris verd que en català en diem del "color de gos com fuig", una manera de descriure un color indescriptible. Els americans tenen la virtut, que jo admiro, d’imprimir el diner i celebrar els seus comicis electorals sempre igual i que aquí trobem tant estranya, el dia que es vota al President de la República és el dimarts corresponent entre el 2 i el 8 de novembre de cada any de traspàs. Extraordinari, i ho dic molt seriosament, jo també sóc un amant de les tradicions i no com aquí que tenim un sistema polític de pena que l’única tradició que perpetua és la de no tenir tradicions.

En realitat el diner negre no acaba de ser quasi mai blanc, només passa d’uns als altres, canvia de mans com els virus o el diner fals. Molts pensen que el diner negre es dissol igual que el sucre al cafè, però, en realitat, és com pixar en una piscina a dins estant o, millor dit, cagar al mar, tothom creu que no es nota, però sí que es nota perquè el mar ja comença a fer pudor de claveguera de tanta merda acumulada que diuen que hi ha si tots no fem altra cosa que cagar-nos en ell. En realitat és com evacuar a la banyera de casa.

Hi ha moltes maneres de blanquejar diner, que no enumeraré com ja he dit, però la majoria són caríssimes, s’han de pagar impostos i comissions –fora de les amnisties fiscals- encara que als interessats no els importa perquè normalment és diner fàcil obtingut d’activitats criminals i el que no costa, res no val. Sigui com sigui hi ha en el mercat unes esponges que humitejant-les una mica serveixen per fer desaparèixer les ratllades i els petits desperfectes a la pintura blanca de les parets. Molta gent les fa servir sovint quan sense voler malmeten la pintura al moure els mobles de casa o traslladar objectes, l’escala de ma, la bicicleta de la nena, o coses similars, queda fatal una ratlla negra en un pany immaculat de paret blanca, i la majoria de persones, s’ha de reconèixer, no són ni avantguardistes ni amants de l’expressionisme abstracte.

François Mitterrand, el que va ser President de la República francesa, afirmava, amb la seva sorna vampiresca, que el color de França era el gris, que França era grisa, el color més bonic, deia ell, entre tots els de l’espectre solar. Jo, en canvi, considero que el més bonic és sens dubte el de la pell de Michael Jackson que en el fons és incolora o, com a molt,  del color de gos com fuig.




Diario de invierno (18)

Del color de perro que huye.

Hay diferentes maneras de blanquear dinero, que no enumeraré, pero todavía no conozco ninguna que sea capaz de cambiarle el sexo. Aunque una peseta era femenina, un euro es masculino y una moneda no es igual que un billete ni un pagaré lo mismo que una hipoteca, el dinero, sin embargo, sigue siendo angelical, no tiene sexo ni tampoco color ni olor.

Tal vez por eso siempre defendí, frente a las legiones de las izquierdas puritanas que lo acusaban de delincuente racial, al pobre Michael Jackson, nueva encarnación de Peter Pan, al que todo el mundo criticaba por querer ser blanco y al que nadie hubiera censurado si hubiera preferido llamarse Michaela Jackson.

El mundo es como es, considera grave cambiar de color de piel y no de sexo, como el dinero, que de negro pasa a blanco o de blanco a negro como una pieza de ajedrez se mueve por el tablero.

Aunque ahora los billetes los hacen de colorines, los americanos continúan igual, que en esto son unos tradicionalistas que pintan todos los dólares de un gris verde que en catalán llamamos del "color de perro que huye", una manera de describir un color indescriptible. Los americanos tienen la virtud, que yo admiro, de imprimir el dinero y celebrar sus comicios electorales siempre igual y que aquí encontramos un tanto extraña, el día que se vota al Presidente de la República es el martes correspondiente entre el 2 y el 8 de noviembre de cada año bisiesto. Extraordinario, y lo digo muy en serio, yo también soy un amante de las tradiciones y no como aquí que tenemos un sistema político de pena que la única tradición que perpetúa es la de no tener tradiciones.

En realidad el dinero negro no acaba de ser casi nunca blanco, sólo pasa de unos a otros, cambia de manos como los virus o el dinero falso. Muchos piensan que el dinero negro se disuelve igual que el azúcar en el café, pero, en realidad, es como mear en una piscina o, mejor dicho, cagar en el mar, todo el mundo cree que no se nota, pero sí que se nota porque el mar ya empieza a oler a cloaca de tanta mierda acumulada que dicen que hay si todos no hacemos otra cosa que cagarla en él. En realidad es como evacuar en la bañera de casa.

Hay muchas maneras de blanquear dinero, que no enumeraré como ya he dicho, pero la mayoría son carísimas, deben pagarse impuestos y comisiones –aparte de las amnistías fiscales- aunque a los interesados ​​no les importa porque normalmente es dinero fácil obtenido de actividades criminales y lo que no cuesta, nada vale. Sea como sea hay en el mercado unas esponjas que humedeciéndose un poco sirven para hacer desaparecer los arañazos y los pequeños desperfectos en la pintura blanca de las paredes. Mucha gente las utiliza a menudo cuando sin querer dañan la pintura al mover los muebles de casa o trasladar objetos, la escalera de mano, la bicicleta de la niña, o cosas similares, queda fatal una raya negra en una inmaculada pared blanca, y la mayoría de personas, hay que reconocer, no son ni vanguardistas ni amantes del expresionismo abstracto.

François Mitterrand, el que fue Presidente de la República francesa, afirmaba, con su sorna vampírica, que el color de Francia era el gris, que Francia era gris, el color más bonito, decía él, entre todos los del espectro solar. Yo, en cambio, considero que el más bonito es sin duda el de la piel de Michael Jackson que en el fondo es incolora o, como mucho, del color de perro que  huye.

8 comentarios:

Tot Barcelona dijo...

Blanquear direno, lavar dinero....La frase viene de EEUU. La única manera de coger a Al Capone fue por los impuestos. Al Capone tenía una red de lavanderías, y la Hacienda americana vió que en uno de los años tuvo un error, error que aprovecharon para pillarlo y de ahí todo lo demás.
Nuestro problema es diferente. Nosotros admitimos que roben, y cuanto más , mejor. Nos importa un bledo que la Rita , el Camps, el bigotes, el del Palau, el Pujol, sus hijos, el otro y el de más allá estafen, es nuestra cultura, y de ahí que no los enchironen a la primera y que todavía pululen por la calle.
Las cosas todas tienen precio. Todas. El hombre, dignidad. En cuanto un hombre se vende, sólo le queda el precio.
Mientras valoremos a las personas por el precio y no por la dignidad, seguiremos siendo una sociedad sin futuro ninguno.
Salut

El peletero dijo...

No creo Miquel que seamos personas, miradas una a una, muy diferentes a las de otros países, pero sí creo que nuestra historia, la de España, es muy singular y alguna explicación debe de haber para que eso sea así.

Naturalmente tienes toda la razón en eso que dices de la dignidad, no puede ser de otra manera, pero dignos o indignos todos somos personas, y blanco o negro todo es dinero.

Salut.

Anónimo dijo...

El color de la pell està molt connotat, mentre que el sexe sempre és sexe i s'amaga a la butxaca. Un negre emblanquit sembla que renunciï a la causa de la negritud.

Fixa't que al revés està ben vist. Els blancs es torren a la platja i quant més foscos, més estatus. S'han acabat aquells temps que la pal·lidesa de la pell era senyal de bona nissaga i de no haver estat exposat al sol realitzant feines dures i manuals.

El peletero dijo...

Tens tota la raó, Enric, per això en Michael Jackson era mal vist, defensava una causa que estava, segons ell, per damunt de la causa de la negritud. En aquest terreny també, com en altres, les pitjors crítiques sempre venen del que se suposa són els teus.

On són ara aquelles noies lànguides i blanques de pell que es passejaven pels parcs sota d’un parasol? Amb lo boniques que eren!

Isabel Barceló Chico dijo...

Creo que al dinero deberían cambiarle el color, pues ya sea blanco o negro, está rojo de la sangre que le arrancan a quienes son explotados. ¿De qué color puede ser el que se llevan los traficantes de blancas? ¿los traficantes de droga? ¿los traficantes de fugitivos o inmigrantes? ¿de qué color el que se llevan nuestros gobernantes de Europa?
Un abrazo, querido amigo.

Marga dijo...

Poderoso caballero es don dinero, cantaba uno de mis poetas preferidos por la mala leche que se gastaba. Uno que conocía bien al ser humano y a la sociedad que le rodeaba.

Lo malo es que hoy en día nos sobran ladrones y nos faltan bardos. Cómo iba a disfrutar mi querido Quevedo. Y yo! qué narices!

Y el dinero... con o sin color sigue siendo el mismo. Los maravedíes debían de ser del mismo color escurridizo que usted menciona. Porque no es cuestión de color sino de naturaleza, me da a mí.

Besos con colorines!

El peletero dijo...

Al dinero, querida Isabel, le ocurre lo que a casi todos los instrumentos, desde una cerilla a un bisturí, depende de quién los usa. El dinero, naturalmente, tiene una carga simbólica y, en muchas ocasiones, el signo ocupa el lugar de aquello que es designado.

Un abrazo.

El peletero dijo...

Así es, querida Marga, al dinero se le debe llamar de Don y sobran ladrones y nos faltan bardos, sin duda.

Uno de excelente fue Quevedo y seguro que en nuestros días sería un excelente cronista como lo fue en la suya. Por mi parte no puedo evitar de señalar sus opiniones sobre los catalanes:

El catalán era la criatura más triste y miserable que diós crió.

En tanto que en Cataluña quedase algún solo catalán, y piedras en los campos desiertos, hemos de tener enemigo y guerra

En fin.

Besos de los míos.