miércoles, 10 de junio de 2015

El discurs del rei


Diari de primavera (21)

El discurs del rei.

Fa pocs dies que s’acaba d’estrenar al Teatro Español de Madrid El discurso del rey dirigida per Magüi Mira i interpretada en els papers protagonistes per Adrian Lastra i Roberto Álvarez. És una obra basada en la pel·lícula The King's Speech que va dirigir el 2010 Tom Hooper amb guió de David Seidler i que va tenir una excel·lent acollida de crítica i de públic. Com tothom sap el film narra la peripècia del rei Jordi VI del Regne Unit a compte de la seva tartamudesa i l’inconvenient evident que això li representava per a fer discursos i exercir, en un sentit ampli i digne del terme, la seva feina.

No vaig voler veure la pel·lícula quan la van estrenar i no l’he vist fins fa poc, i ho he fet sol, a casa i per la televisió. Per què? Perquè en l’adolescència vaig patir un tartamudeig similar i em fereix veure algú quequejar, encara que sigui en la ficció, de manera tan llastimosa.

La setmana passada, però, un altre rei, en aquest cas en exercici present i de dicció perfecte, va fer també un discurs. Una mena de Rei de Copes va brindar per la República; Felip VI d’Espanya va parlar als francesos i he de confessar que em va costar molt més veure’l a ell fent el seu teatre polític com el veritable actor professional que és, que a Colin Firth interpretant el paper d’un pobre Jordi VI tartamut adreçant-se al seu país per la ràdio per a comunicar-los la Declaració de guerra a l’Alemanya nazi.

M’és difícil no tartamudejar ara com quan era un jovenet si he d’opinar sobre la figura política i la persona de Felip VI i el fingiment inherent a un càrrec, la pantomima i la hipocresia professional o profunda, la hipocresia francesa també, d’una classe política i de tot un poble, que va tractar com a gossos als espanyols que travessaven derrotats la frontera durant la Guerra Civil d’Espanya, el bressol dels valors republicans i de la democràcia moderna a Europa tot ofegant-se en la seva supèrbia.

Així doncs, és molt millor que em calli i deixi a altres la feina de parlar en veu alta com ara en David Torres en aquest article de Público on ho fa de manera excel·lent i magnífica i, com sempre ens té acostumats, amb la ironia i l’humor necessaris que no li resta pas, tot el contrari, ni una engruna d’encert ni d’amargura per aquesta Espanya que sempre mata als seus fills i els deixa abandonats i sense enterrar a les cunetes del seus polsosos camins.

Només recordaré, però, dos llibres, Vivos en el averno nazi i La agonía de Francia. El primer és de Montserrat Llor, directora de relacions públiques del Centre Cultural Blanquerna de Madrid, al costat del Círculo de Bellas Artes, on tracta el testimoni dels espanyols republicans fugits cap a França el 39 i que encara viuen i que van sobreviure als camps nazis, prèviament lliurats per les autoritats franceses des dels camps de refugiats on vivien maltractats. El segon llibre és de Manuel Chaves Nogales, un periodista i escriptor fantàstic d'aquells anys. El seu llibre és una descripció i denúncia de la miserable actitud de la França de llavors.

Fa pocs dies també el mateix Felip VI va tenir que contemplar  i suportar en la final de l’anomenada Copa del Rei de fútbol com un Camp Nou ple de gom a gom xiulava la seva figura institucional i l’himne espanyol. Jo no he xiulat mai res, ni tant sols a una noia bonica ni la tonada d’una cançó, però quan va sonar l’himne a l’accedir a la llotja de l’Estadi Olímpic de Montjuic el rei Joan Carles I durant la inauguració l’any 1992 dels Jocs Olímpics de Barcelona i mentre molts es posaven dempeus molts altres romaníem asseguts.

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Diario de primavera (21)

El discurso del rey.

Hace pocos días que se acaba de estrenar en el Teatro Español de Madrid El discurso del rey dirigida por Magüi Mira e interpretada en los papeles protagonistas por Adrian Lastra y Roberto Álvarez. Es un trabajo basado en la película The Kings Speech que dirigió en 2010 Tom Hooper con guión de David Seidler y que tuvo una excelente acogida de crítica y de público. Como todo el mundo sabe el filme narra la peripecia del rey Jorge VI del Reino Unido a cuenta de su tartamudez y el inconveniente evidente que esto le representaba para hacer discursos y ejercer, en un sentido amplio y digno del término, su trabajo.

No quise ver la película cuando la estrenaron y no la he visto hasta hace poco, y lo he hecho solo, en casa y por la televisión. ¿Por qué? Porque en la adolescencia sufrí un tartamudeo similar y me hiere ver a alguien tartamudeando, aunque sea en la ficción, de manera tan lastimosa.

La semana pasada, sin embargo, otro rey, en este caso en ejercicio presente y de dicción perfecta, hizo también un discurso. Una especie de Rey de Copas brindó por la República; Felipe VI de España habló a los franceses y he de confesar que me costó mucho más verlo a él haciendo su teatro político como el verdadero actor profesional que es, que a Colin Firth interpretando el papel de un pobre Jorge VI tartamudo dirigiéndose a su país por la radio para comunicarles la Declaración de guerra a la Alemania nazi.

Me es difícil no tartamudear ahora como cuando era un jovencito si tengo que opinar sobre la figura política y la persona de Felipe VI y el fingimiento inherente a un cargo, la pantomima y la hipocresía profesional o profunda, la hipocresía francesa también, de una clase política y de todo un pueblo, que trató como perros a los españoles que atravesaban derrotados la frontera durante la Guerra Civil de España, la cuna de los valores republicanos y de la democracia moderna en Europa ahogándose en su soberbia.

Así pues, es mucho mejor que me calle y deje a otros el trabajo de hablar en voz alta como David Torres en este artículo de Público donde lo hace de manera excelente y magnífica y, como siempre nos tiene acostumbrados, con la ironía y el humor necesarios que no le resta, todo lo contrario, ni una migaja de acierto ni de amargura por esta España que siempre mata a sus hijos y los deja abandonados y sin enterrar en las cunetas de sus polvorientos caminos.

Sólo recordaré, no obstante, dos libros, Vivos en el averno nazi y La agonía de Francia. El primero es de Montserrat Llor, directora de relaciones públicas del Centre Cultural Blanquerna de Madrid, junto al Círculo de Bellas Artes, donde trata el testimonio de los españoles republicanos huidos a Francia el 39 y que aún viven y que sobrevivieron a los campos nazis , previamente entregados por las autoridades francesas desde los campos de refugiados donde vivían maltratados. El segundo libro es de Manuel Chaves Nogales, un periodista y escritor fantástico de aquellos años. Su libro es una descripción y denuncia de la miserable actitud de la Francia de entonces.

Hace pocos días también el mismo Felipe VI tuvo que contemplar y soportar en la final de la llamada Copa del Rey de fútbol como un Camp Nou lleno hasta la bandera silbaba su figura institucional y el himno español. Yo no he pitado nunca nada, ni siquiera a una chica bonita ni la tonada de una canción, pero cuando sonó el himno al acceder al palco del Estadio Olímpico de Montjuich el rey Juan Carlos I durante la inauguración en 1992 de los Juegos Olímpicos de Barcelona y mientras muchos se pusieron de pie muchos otros permanecimos sentados.


Robert Capa

4 comentarios:

Tot Barcelona dijo...

Tampoco he visto la película, tendré que hacerlo.
Sobre Francia y la guerra incivil decirte que tengo que darte la razón, trataron tan mal a los refugiados que muchos ecaparon del campo de concentración para volver a internarse en españa con lo que aquello comportaba.
Sobre el discurso del rey creo que hizo una cosa que nadie hubiera hecho; no lo hubiera hecho su padre, ni tan siquiera Aznar como presidente, el hablar de los muertos republicanos y de los primeros liberadores de París (sino recuerdo mal la primera tanqueta que pisó París se llamaba Guadalajara).
No es fácil ser rey de un pais que sus 17 presidentes son feudales en sus planteamientos y los súbditos unos anarcos.
Tampoco yo he pitado nunca a ningún símbolo, en realidad no los reconozco, pero no me molestan ni me preocupan. No son tan importantes, al menos para mí
salut

El peletero dijo...

Los símbolos colectivos no son otra cosa que símbolos colectivos y no privados, apreciado Miquel, no son la fotografía de la Primera Comunión o el anillo aquél que te regaló tu bisabuelo que a su vez se lo había regalado el suyo y, por consiguiente, no se pueden ni reconocer ni dejar de reconocer, ahí están, para bien o para mal, enfrente los tenemos. Sería como no reconocer el Estado que, para bien o para mal, nos administra, son un hecho.

Bien está el homenaje a La Nueve, la Compañía de republicanos españoles que entró en París, que no los reconoció antes ni Juan Carlos ni Aznar, ni tampoco Felipe González ni Zapatero, ¿por qué te olvidas de ellos?

En cuanto a Felipe VI, lo siento, pero, ¿qué quieres que te diga? Para algo enlazo el artículo de David Torres que me parece no has leído:

“En medio de este gesto tan campechano y tan español, Felipe VI todavía tuvo tiempo de recordar a algunos grandes artistas españoles a los que París acogió con los brazos abiertos, “como hijos propios”; entre ellos citó a Falla, Buñuel y Machado, tres insignes hijos del exilio, y el más republicano de todos, Machado, que murió poco después de cruzar la frontera, como si hubiera ido a Colliure de vacaciones. Igualdad, libertad, fraternidad. Palabra de borbón.”

¿A alguien del nivel y la preparación que se le supone al actual rey puede citar a Machado como un artista acogido con los brazos abiertos por los franceses? Parece, sinceramente, una broma de mal gusto.

Salut.

Xitus dijo...

Segur que el pare em va fer seure també en aquell moment de la inauguració :) Així que tb hi fóreu a la inauguració , no ho tenia present :)

El peletero dijo...

Sí, però no hi vam anar plegats. Nosaltres amb dues amigues, amb una d’elles ens veurem aquest estiu, és de París nascuda a Barcelona i filla d’uns amics dels pares que van emigrar. Tenen una casa a Calafell. Li feia molta il•lusió assistir a la inauguració del Jocs de la que diu és la seva ciutat també. És un cas, encara que més gran que ell, com el del Valls, el primer ministre francès.