martes, 3 de febrero de 2015

L'Alien


Diari d’hivern (10)

L’alien

Avui, dia 3 de febrer del 2015, s’ha prejubilat amb seixanta anys un amic meu, professor d’Institut.

En el post passat hi havia un dibuix d’en Topor que encapçalava el text i on es veia a una dona apunyalar l’esquena d’un home que jeia agenollat a terra mal ferit. De l’enorme obertura apareixia una nina. L’adjunto al final per recordar-lo millor.

El part és una bona metàfora de tot allò que de l’ànima, que rau closa en el nostre interior segons els estereotips més habituals, sura gairebé sempre de manera traumàtica o, com és el cas d’aquest dibuix, s’extreu amb una cesària no gaire convencional.

No puc evitar pensar en la imatge de l’alien rebentant el pit del tripulant de la nau Nostromo en la famosa pel·lícula de Ridley Scott. I alhora recordar també el fill d’en Henry Spencer, el protagonista d’una altra pel·lícula, Eraserhead, en aquest cas obra de David Lynch. O de Palas Atenea nascuda del front de Zeus.

Però en el dibuix d’en Topor el que apareix de dins del cos de l’home apunyalat no és pas cap ésser viu, encara que sigui monstruós, és nomes una nina, un ninot, una titella que, qui sap, si actua com en aquell capítol de l’any 1962, The Dummy, de la famosa sèrie nord-americana The Twilight Zone, on el protagonista, un ventríloc, acaba essent dominat pel seu nino.

Aquesta, la de l’ídol, és una historia vella, igual de vella com ho són les històries de terror, un gènere gairebé específicament infantil que no vol dir que sigui exclusivament per a adults.

En un comentari meu en un post passat deia que un bon i habitual truc fotogràfic, usat per molts professionals, consisteix a fotografiar un ambient normal, anodí i inserir-hi un "alien", un element estrany que no encaixa en el conjunt però que a l’estar allà, emfàticament, posa en relleu el que abans ens passava desapercebut i no ens semblava digne d'atenció. Crec que aquest és el cas de la fotografia que encapçala el present text, obra de Lee Friedlander.

Quin és l’alien que hi surt?, és explícit o està mig amagat com la nina que apareix somrient i amb els ulls esbatanats de l’esquena de l’home apunyalat? És la televisió que hi ha al mig de la sala?, la imatge de la dona, el llum, la butaca ?, o bé ho és una altra cosa?

Per esbrinar-ho cal prejubilar-se i esperar un cert temps abans de fer servir el ganivet, se sap el moment adequat quan veus que tot llueix i que la pols, estranyament, ja no cobreix els mobles com sempre havia fet.

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Diario de invierno (10)

El alien

Hoy, día 3 de febrero de 2015, se ha prejubilado con sesenta años un amigo mío, profesor de Instituto.

En el post pasado había un dibujo de Topor que encabezaba el texto y donde se veía a una mujer apuñalar la espalda de un hombre que yacía arrodillado en el suelo mal herido. De la enorme abertura aparecía una muñeca. Lo adjunto al final para recordarlo mejor.

El parto es una buena metáfora de todo aquello que del alma, que reside recluida en nuestro interior según los estereotipos más habituales, aflora casi siempre de forma traumática o, como es el caso de este dibujo, se extrae con una cesárea no muy convencional.

No puedo evitar pensar en la imagen del alien reventando el pecho del tripulante de la nave Nostromo en la famosa película de Ridley Scott. Y a la vez recordar también el hijo de Henry Spencer, el protagonista de otra película, Eraserhead, en este caso obra de David Lynch. O de Palas Atenea, nacida de la frente de Zeus.

Pero en el dibujo de Topor lo que aparece dentro del cuerpo del hombre apuñalado no es ningún ser vivo, aunque sea monstruoso, es sólo una muñeca, un muñeco, un títere que, quién sabe, si actúa como en aquel capítulo de 1962, The Dummy, de la famosa serie norteamericana The Twilight Zone, donde el protagonista, un ventrílocuo, acaba siendo dominado por su muñeco.

Esta, la del ídolo, es una historia vieja, igual de vieja como lo son las historias de terror, un género casi específicamente infantil que no quiere decir que sea exclusivamente para adultos.

En un comentario mío en un post pasado decía que un buen y habitual truco fotográfico, usado por muchos profesionales, consiste en fotografiar un ambiente normal, anodino e insertar un "alien", un elemento extraño que no encaja en el conjunto pero que al estar allí, enfáticamente, pone de relieve lo que antes nos pasaba desapercibido y no nos parecía digno de atención. Creo que este es el caso de la fotografía que encabeza el presente texto, obra de Lee Friedlander.

¿Cuál es el alien que aparece?, ¿es explícito o está medio escondido como la muñeca que sale sonriente y con los ojos muy abiertos de la espalda del hombre apuñalado? ¿Es la televisión que hay en medio de la sala?, ¿la imagen de la mujer, la lámpara, la butaca?, ¿o bien es otra cosa?

Para averiguarlo hay que prejubilarse y esperar un cierto tiempo antes de usar el cuchillo, se sabe el momento adecuado cuando ves que todo reluce y que el polvo, extrañamente, ya no cubre los muebles como siempre había hecho.


2 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Dígale a su amigo, con la autoridad que me dan los dos años que le llevo, que tarde lo menos posible en disfrutar de una vida que seguramente no imaginó.
No puedo asimilar tantos escritos como trae, Peletero. Eso sí, los leo con atención y siempre los saboreo.

El peletero dijo...

Muchas gracias por su buen deseo, querida Isolda, pero no le diré nada a mi amigo, él ya está viviendo, como cada hijo de vecino, una vida que nunca hubiera imaginado vivir.

Sea como sea, siempre he pensado que si uno tiene que esperar a la jubilación para poder disfrutar de una vida que, como usted misma dice, seguramente no ha imaginado, no conseguirá vivir ni la que en este momento está viviendo.

Pero en fin, eso son sólo opiniones que cada cual va conformando, precisamente, en función de la vida que vive y de la que no vive que, como todos sabemos, es diferente en cada persona.

Me parece a mí que una de las cosas malas de la vida es imaginarla o no imaginarla o todo lo contrario. La vida, como decía la canción, te da sorpresas, pero eso es algo que no tiene nada que ver con la imaginación y sí, fuera de las desgracias o los golpes de suerte, con el carácter que ya sabe usted que es el destino como el mar para un río es el morir, pero, ya le digo, sólo es una opinión.

Besos.