domingo, 8 de febrero de 2015

Els líders


Diari d’hivern (12)

Els líders.

He decidit titular aquest post d’una manera curta, amb dues paraules només, “Els líders”. El títol correcte havia de ser massa llarg, “Els gats servals, les papallones, les promeses, els tercers, els líders, grassos o prims, i la gent”, sinó gairebé hagués invertit els termes i escrit més paraules en el títol que en el text conseqüent, una alteració d’aquesta mena de les normes literàries no escrites crec que encara no s’ha produït. Estan de moda els microrelats, no, en canvi, els megatítols. No sé per què, a no ser, això sí, que representin un problema tècnic pels dissenyadors gràfics a l’hora d’encabir-los en la portada.

El cas és que m’està sortint un preàmbul excessiu i, després de tot el primer paràgraf, encara no he escrit res del que he anunciat que escriuria sobre els gats servals, les papallones, les promeses, els tercers, els líders, grassos o prims, i la gent.

Sobre la gent no hi ha massa cosa a dir, només cal consultar, fer una ullada a les xarxes socials i veure la mena de coses que es diuen i els debats que es tenen.

Sobre els líders, grassos o prims, estan en boca de tothom, tant que s’ha creat una especialitat professional específica per parlar-ne i ensinistrar-los, els coach. La tesi bàsica del coaching és que un bon líder és aquell que sap interpretar la voluntat de la gent al seu càrrec alhora que aconseguir conduir-los on ell vol com un bon pastor. En aquest sentit, aquests darrers dies i a rel dels recents esdeveniments polítics a Grècia se’ns recorda que no es poden fer promeses en nom de tercers. És a dir, hom pot prometre que farà tal cosa, molt bé, el que hom no pot és prometre que aquesta tal cosa que es promet tindrà tal afecte si per a que el tingui es necessita la connivència, l'acord o el vistiplau d'un tercer amb el que encara no s’ha parlat i que potser pensa de manera molt diferent.

Molts som conscients que vivim un canvi d’època, d’era, i això ens fa buscar en el passat situacions similars, explicacions que ens siguin útils. Una de les frases més citades arreu és la que va dir Fabrizio Corbera, Príncep de Salina, en la gran novel·la, Il Gattopardo (serval), de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, on afirmava, al contemplar l’enfonsament del seu món i l’arribada d’un altre que desconeix però que intueix, que cal que tot canviï per a que tot continuï igual.

Ja fa anys, també, que està de moda en les converses de bar i d’Internet el que s’anomena l’efecte papallona, una manera poètica d’anomenar un fenomen específic de la igualment famosa i molt complexa Teoria del caos. La Viquipèdia ens dona una bona explicació senzilla per a tothom: “petites variacions en les condicions inicials d'un sistema dinàmic poden produir grans variacions en el comportament del sistema a llarg termini”.

Totes aquestes qüestions, els gats servals, les papallones, les promeses, els tercers, els líders, grassos o prims, i la gent, es poden donar juntes i alhora?, les podem trobar plegades en una imatge que les reuneixi convertint-les en una de sola? Sí, i això és perfectament possible gràcies a dos grans còmics del cinema nord americà que van popularitzar una molt particular i tendra visió del gilipolles etern. Parlo de Stan Laurel i Oliver Hardy que en la següent escena ens mostren que els servals, les papallones, les promeses, els tercers, els líders, grassos o prims, i la gent són una sola cosa i que, efectivament, quan tot canvia, tot, en realitat, continua igual.

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Diario de invierno (12)

Los líderes.

He decidido titular este post de una manera corta, con dos palabras solamente, "Los líderes". El título correcto debía ser demasiado largo, "Los gatos serval, las mariposas, las promesas, los terceros, los líderes, gordos o flacos, y la gente", sino casi hubiera invertido los términos y escrito más palabras en el título que en el texto consiguiente, una alteración de este tipo de las normas literarias no escritas creo que todavía no se ha producido. Están de moda los microrrelatos, no, en cambio, los megatítulos. No sé por qué, a no ser, eso sí, que representen un problema técnico para los diseñadores gráficos cuando los colocan en la portada.

El caso es que me está saliendo un preámbulo excesivo y, después de todo el primer párrafo, todavía no he escrito nada de lo que he anunciado que escribiría sobre los gatos serval, las mariposas, las promesas, los terceros, los líderes, gordos o flacos, y la gente.

Sobre la gente no hay demasiado que decir, sólo hay que consultar, echar un vistazo a las redes sociales y ver la clase de cosas que se dicen y los debates que se tienen.

Sobre los líderes, gordos o flacos, están en boca de todos, tanto que se ha creado una especialidad profesional específica para hablar y adiestrarlos, los coach. La tesis básica del coaching es que un buen líder es aquel que sabe interpretar la voluntad de la gente a su cargo a la vez que conseguir conducirlos donde él quiere como un buen pastor. En este sentido, estos últimos días y a raíz de los recientes acontecimientos políticos en Grecia nos recuerdan que no se pueden hacer promesas en nombre de terceros. Es decir, se puede prometer que se hará tal cosa, muy bien, lo que no se puede es prometer que esta tal cosa que se promete tendrá tal afecto si para que lo tenga se necesita la connivencia, el acuerdo o el visto bueno de un tercero con el que aún no se ha hablado y que quizás piensa de manera muy diferente.

Muchos somos conscientes de que vivimos un cambio de época, de era, y eso nos hace buscar en el pasado situaciones similares, explicaciones que nos sean útiles. Una de las frases más citadas es la que dijo Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, en la gran novela, Il Gattopardo (serval), de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, donde afirmaba, al contemplar el hundimiento de su mundo y la llegada de otro que desconoce pero que intuye, que es necesario que todo cambie para que todo siga igual.

Ya hace años, también, que está de moda en las conversaciones de bar y de Internet lo que se llama el efecto mariposa, una manera poética de nombrar un fenómeno específico de la igualmente famosa y muy compleja Teoría del caos. La Wikipedia nos da una buena explicación sencilla para todos: "pequeñas variaciones en las condiciones iniciales de un sistema dinámico pueden producir grandes variaciones en el comportamiento del sistema a largo plazo".

Todas estas cuestiones, los gatos serval, las mariposas, las promesas, los terceros, los líderes, gordos o flacos, y la gente, ¿se pueden dar juntas y al mismo tiempo?, ¿las podemos encontrar sumadas en una imagen que las reúna convirtiéndolas en una sola? Sí, y eso es perfectamente posible gracias a dos grandes cómicos del cine norteamericano que popularizaron una muy particular y tierna visión del gilipollas eterno. Hablo de Stan Laurel i Oliver Hardy que en la siguiente escena nos muestran que los serval, las mariposas, las promesas, los terceros, los líderes, gordos o flacos, y la gente son una sola cosa y que, efectivamente, cuando todo cambia, todo, en realidad, sigue igual.



2 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Lo más terrible es que todo sigue igual para los escogidos de la fortuna. Para los que siempre soportan las crisis, los cambios los empobrecen a efectos de que los de arriba no pierdan ni un ápice de sus privilegios. Desde que el mundo es mundo.
Interesante reflexión. Me ha gustado especialmente el modo de ligar las ideas, acudiendo a fuentes muy heterogéneas.
Un saludo afectuoso.

El peletero dijo...

Así es, los más débiles siempre pagan las consecuencias de las malas políticas, los poderosos tienen un plan B, margen de maniobra aunque sea para huir de país, ellos o su dinero, los débiles no. Y también son las víctimas de las promesas que no pueden cumplirse ni que nadie debería creerse, pero, ya se sabe, las personas y los pueblos, sólo quieren o pueden creer aquello que necesitan oír. Los privilegios van por barrios, ayer mismo vimos a los cineastas pidiendo que les rebajen el IVA mientras, por decir algo, los pobres fruteros que nos venden una deliciosa fruta no piden eso.

Gracias por sus palabras, el mundo es heterogéneo aunque sea casi redondo y, si es posible, con humor todo siempre es mejor.

Saludos.