Textos vírgenes o el arte de no decir nada.
Fire Sale (11)
Barcelona, 12 de abril de 1993
Señores:
Transcurrido un año después de terminar mis estudios de Diseño, sería para mí una satisfacción tener la posibilidad de concertar una entrevista con Uds. Para mostrarles algunos de mis books y dibujos, con la finalidad de poder entrar a formar parte de su equipo de diseño.
En este espacio de tiempo, he colaborado con distintas empresas de confección, entre ellas las del diseñador Antonio Miró, donde he adquirido una importante experiencia, así como he podido poner en práctica conocimientos y técnicas, al colaborar directamente con él y su equipo.
Tengo muchas ideas en lo referente al diseño de la línea de Hombre, que es mi especialidad, y también en Mujer y Niño, ya sea pret-a-porter, sportwear, peletería o cualquier otra modalidad, así como la creación de catálogos, muestrarios, gráficos, etc.
Les adjunto mi currículo con mis datos y experiencias, así como la copia de una carta que la acredita.
Esperando que mi propuesta pueda ser de su interés, quedo a la espera de sus prontas noticias.
Atentamente.
Antonio M. Álvarez.
En caso de que mi propuesta no sea de su interés, les ruego también me lo hagan saber –gracias-.
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Barcelona, 19 de abril de 1993
Apreciado señor:
Le agradecemos sinceramente su oferta, sin embargo, y muy a nuestro pesar, hemos de manifestarle que ha llegado tarde y en mal momento porque mañana mismo presentaremos en el Juzgado la solicitud de quiebra.
El tiempo que nos ha sido concedido ha terminado.
La vida, apreciado Antonio, es peligrosa, absurda, rocambolesca y paradójica, llena de sorpresas y trampas, las peores son las que nosotros mismos nos tendemos.
Por ello, y sin ánimo de incomodarle ni de pontificar, permítanos hacerle algunas cuantas advertencias que no son sino la consecuencia de una larga y difícil experiencia vital.
No crea nada, ni siquiera sus propias ideas, deseos y pensamientos. Haga lo que deba, pero nunca pretenda hacer el bien, no lo conseguirá, es imposible. No dé opiniones, describa hechos, use sólo sustantivos, no los adjetive nunca, escriba novelas, pero no las lea. La verdad existe, pero nadie la quiere conocer.
No juegue, trabaje pero evite cobrar un sueldo y no pierda el control de su dinero. Dígales lo que esperan oír, pero no firme contratos nunca, y si ha de estampar su rúbrica en alguna parte haga un garabato. Hable poco y no escriba cartas. Pague sus deudas, pero procure no contraer ninguna, no pida prestado ni tampoco preste, no robe ni tolere que le roben, no pague por aquello que pueda hacer usted mismo que es casi todo.
No engorde.
Viaje.
Es un hombre joven y el futuro todavía le pertenece, nuestro consejo profesional, si nos deja ofrecérselo también, es que como magnífico complemento a sus actuales estudios de diseño inicie rápidamente cursos de veterinaria, taxidermia y de donante de semen, carreras las tres de gran porvenir y que no requieren ni demasiado esfuerzo ni tampoco una excesiva fe, piense que aunque casi todos confunden el primero con la segunda y ambas con la amistad y la confianza, son las cuatro cosas muy distintas.
Déjese de tonterías y dedíquese a ello con afán, diseñe vestidos, cure animales, diséquelos y done su semen a quién se lo pida porque nunca se sabe cuál es exactamente la frontera entre un padre, un ex amante y amigo, un buen diseño de estropajo moderno o un gato doméstico.
Créanos, la vida será muy pronto aún más rara que todo eso.
Pasado mañana iniciaremos la liquidación en pública subasta, y a precio de saldo, de los activos que todavía figuran en nuestro balance, lo que los anglosajones llaman “fire sale”, el precio más bajo posible, aquél que adquiere un bien tras un incendio.
No fume ni se case, es absurdo quemar lo que más se quiere.
Atentamente.
(“Correspondencia profesional”, Tomo XXV, página 633, archivo particular de Demóstenes Vilanova del Bell Puig, pirómano por la Universidad de Ostende.)
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