miércoles, 5 de enero de 2011

El peletero/La aguja del pajar (78)


Lecciones imaginarias, poéticas y desordenadas sobre arte y pintura.

78. El eco y el Diluvio Universal.

El mundo es efectivamente un eco y en las listas que tanto gustaban a Víctor y a Verónica encontramos una poética manera de escucharlo. 

Nos gusta la que escribió Leonardo da Vinci en su famoso “Tratado de la Pintura” a propósito de la representación pictórica del “Diluvio”. La elegimos a ella porque pensamos que en todos esos “Manifiestos” supura, como si lo hiciera de una herida infectada, el deseo purificador de “El Fin del Mundo” o “El Día del Juicio Final”, la antesala de un “Nuevo Principio”.

Mucho más que en el año Mil nuestro presente expresa todavía de una manera más trágica la necesidad de ese nuevo comienzo. En él se gestará y se alumbrará una quimera, un nuevo hombre que terminará siendo, una vez más, un lobo para el hombre, un monstruo más horrible que el del Doctor Frankenstein, la realidad siempre supera la ficción.

Casi todos los nuevos profetas creen que el mundo necesita una desinfección, una asepsia y una limpieza generales y a fondo, un baldeo profundo como una riada que todo lo arrastra y que cambia incluso el color del mar. Un segundo Diluvio.

Terminarán por conseguirlo, estamos seguros, casi lo logran en el siglo XX.

Leonardo, en su capítulo titulado “Divisiones” del mencionado “Tratado...” cuando hace referencia al Diluvio, dice así:
“Tinieblas, viento, tempestad del mar, tromba de agua, selvas en llamas, lluvia, centellas celestes, terremotos y ruina de los montes, ciudades arrasadas. Vientos huracanados que arrastran agua, ramas de árboles y hombres por los aires.

Ramas desgajadas por los vientos, arrastradas por el curso de los vientos, con gentes sobre ellas. 

Árboles tronchados con su carga de hombres. 

Naves despedazadas, desbaratadas contra los arrecifes. 

Rebaños, pedrisco, rayos, vientos huracanados. 

Gente sobre los árboles, mas sin poder sostenerse. Árboles y escollos, torres y colinas rebosando de gentes, barcas, tablas, almadías y otros artefactos para navegar. Colinas cubiertas de hombres, mujeres y animales, y centellas que desde las nubes iluminan las cosas.” (*)

(*) Fuente: Leonardo Da Vinci, Tratado de la pintura, Madrid, ediciones Akal, pp.415-19 (edición preparada por Ángel González García).

Parece una enumeración, un inventario de calamidades o una lista de desastres. A propósito de él citaremos también un texto del “Manifiesto surrealista” de André Bretón para justificar otra clase de inventario más acorde con el simple recitativo o letanía, y una bella lista de objetos habituales en pintura y en la Sevilla de 1627 entresacada de la Biblioteca Universitaria de dicha ciudad.

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78H
-“El frente siempre es un canto, un margen, querida Verónica, la espalda es una esquina, no hay simetría, y en el filo de tu lengua alguien canta, tal vez de cara o quizás de lado”. (El hilo. Cartas a una amiga.)

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78M
-“Ha quedado claro, querido Víctor, tras la orilla no encontramos más que el ancho mundo y su costado, por eso la física usa de las amplitudes de probabilidad y algunos poetas del efecto mariposa en eso que llamamos mayor alcance de las fuerzas débiles en relación a las fuertes, todas disfrutan de su color y de su encanto.
¿Tienes mucha masa?, ¿sabes besar a distancia?, ¿eres una libélula?, son preguntas habituales en las relaciones de hoy en día, ¿no crees? (La madeja. Cartas a un amigo.)

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