4. La Arena.
Cuando fui ángel me transformé en piedra, esa fue mi primera metamorfosis.
Luego fui calamar y después quise ser mujer para diluir mi corazón celestial en su sangre caliente y muerta.
Siendo ella fui madre y conocí a hombres y a caballos.
Montada en sus lomos recorrí las estepas y traspasé ríos, y cuando llegué al mar, cansada y vieja, deseé convertirme en arena, pero primero tuve que ser una perla y matar a mi dueña, a mi coraza de carey, a mi nácar y a mi reina.
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