30 Noviembre 2009
Racimos de meteoros.
Cuentan viejos locos de cuello roto de tanto observar el firmamento, que cuando ellos eran jóvenes los enjambres de meteoros poblaban el cielo, y que sus trayectorias iluminadas convergían en un punto de la bóveda celeste llamado “radiante”.
También se dice que el origen de los meteoros se halla en los cometas al romperse el hilo que los une al suelo, es entonces que acontece el milagro, no sé si el de la vida, pero sí el de la muerte, al llegar, irremediablemente, el temporal celeste que se los lleva para anidar en las Perseidas, en la Gemínidas o en las Leónidas.
Yo nací en las Dracónidas cuando pasaban cerca de las Cefeidas el día que tu cola de medusa quemó mi carne de papel, arroz y seda.
4 comentarios:
Una hermosura este texto! una escultura oriental, efímera y transparente, sin color, sin huellas...
Muchas gracias, Inés, por tus palabras, eres muy amable.
Saludos.
Creo que el papel de arroz que usaban los chinos era tan delicado como la seda y que en él se podían hacer garabatos estelares con el carbón restante que dejaban las semillas de amapola al medioquemarse.
Sí, se podían hacer garabatos estelares, algunos los ataban a una cuerda que era un garabato más, un cordón umbilical al cielo.
Saludos "Ventana".
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