miércoles, 16 de diciembre de 2009

El peletero/Conversaciones con "El Gordo" (41)


18 Mayo 2009

41. La luz.

¿En el sexo la luz es importante?, ¿debemos apagar las lámparas y cerrar las ventanas para dotar a la atmósfera del olor y de la niebla necesarias?, ¿debemos adornar la penumbra?

¿Debemos cerrar los ojos?

Christiane es más dulce, quizás también es decorativa como en el fondo lo es toda la pintura actual, pero… ¿ella intenta imitar a alguien?, ¿copia a esos pintores que he mencionado? Seguro que sí, no existe ninguna razón para no poder hacerlo. Ello no es ningún demérito, está en su legítimo derecho. Pintar a la manera de otro si no intentas suplantarlo es una buena forma de hallar tu propio camino siendo claro y humilde, y en la medida de lo posible, genuino también. Es posible serlo, propio y único llevando al mismo tiempo los apellidos de otro.

Sin embargo nos sorprende que en su página web sus obras estén referenciadas únicamente según el tamaño. Las podemos encontrar pequeñas, medianas y grandes y así tener una idea de cual nos conviene para tal paño de pared. Es una decepción que no es necesario explicar pues se explica por si sola.

Christiane pinta también jardines llenos de flores y colores, tantos como los que dicen que se dan en la naturaleza y en los gustos de las personas.

Yo creo que hay más colores que gustos, y Christiane los utiliza bien, los coloca en los lugares adecuados y adorna con ellos un apartamento de lujo londinense, que simula ser uno de Nueva York en el que vive una pareja, un matrimonio de mediana edad, que en la realidad, y no en la ficción, sí que termina por divorciarse.

En mi casa pende de alguna pared alguna que otra reproducción de flores silvestres, estampas y grabados de naturalista y artista, son dibujos más precisos que las fotografías, y lo son no por captar en barrido la realidad como lo hacen las cámaras fotográficas, sino por seleccionar los detalles que ve el que las mira, el naturalista y el artista, y que considera que son relevantes y por eso las dibuja en su cuaderno de campo.

Aunque un fotógrafo no estaría conforme con esta afirmación, el ojo de una cámara es el ojo de un dios, que todo lo ve, el del ser humano en cambio, discrimina, descarta, elige y resalta. Creo que los manuales de arqueólogo, zoólogo, botánico y paleontólogo recomiendan todavía ese dibujo hecho a mano alzada, impreciso y subjetivo frente a la supuesta veracidad de una máquina, mitad ojo y mitad escoba.

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