sábado, 14 de noviembre de 2009

El peletero/Conversaciones con "El Gordo" (25)


1 Abril 2009

25. Blam.

Yo creo que las pistolas cuando las disparan hacen el ruido que les da la gana, “Bang” o “Crac”. Y se besa igual haciendo “muá” que “smack”.

Eso que dices me recuerda también una conversación “flamenca” con unos amigos a los que yo intentaba persuadir de que los gallos franceses no dicen “quiquiriquí” sino “cocoricó”, se rieron de mí. Era gente dura que hablaba poco y contaba mal los chistes y que como tú parecían no reír nunca, pero eso les hizo gracia. Yo insistí apelando a los perros y diciéndoles que cuando ladraban no necesariamente ladraban con un “guau”, que también ladraban en catalán, se rieron más, pero yo insistí más todavía, les aseguré que en Catalunya los perros ladraban diciendo “bup”. Se desternillaron de risa acusándome con poco cariño y mucho sarcasmo de que hasta en eso éramos nacionalistas, en los ladridos de los perros. La cosa no es baladí porque todos sabemos que el catalán tiene muchas palabras con la sílaba “au” y de ahí viene que se nos hubiera calificado en otros tiempos de hablar como perros, pero la gracia estuvo cuando vi a uno de verdad que se acercaba a nosotros con su dueño. No me lo pensé dos veces, le ladré con mi “bup, bup” catalán, el perro se detuvo, me miró y me respondió. Mis amigos se quedaron atónitos, tontos no eran, pero les supo muy mal pasar por ello y darse cuenta que su castellano no reproducía tan fielmente como pensaban la realidad, su realidad, una realidad en la que los perros ladraban haciendo “guau, guau”.

Eres cruel, te mofaste de ellos que apenas eran unos pobres ignorantes. No es la primera vez que haces eso.

¿Y eso lo dice el Gordo?, ¿qué me mofé de ellos?

El Gordo dice que te mofaste de ellos, sí, y que les preparaste una trampa sabiendo que caerían en ella, te aprovechaste de lo que tú sabías y de su ignorancia y también de sus prejuicios, los humillaste sin necesidad, solamente para tu propio brillo, preparaste el camino, dejaste que se rieran, que se burlaran de ti, para, al final, dejarlos en la evidencia de su estupidez. Eres bueno preparando trampas y lo sabes, esa no era la primera ni tampoco fue la última que construiste, después de esa vinieron y vendrán más. Eso es lo que dice el Gordo y también que le gusta esta historia, y que quiere ser cursi y llamar esos no lugares “onomatopeyas”. Es una buena manera de bautizarlos.

Tienes razón, pero se lo merecían y alguien debía humillarlos, yo sabía cómo hacerlo y lo hice a gusto. Era gente dura en condiciones de dificultades físicas y vitales, acostumbrados a no pensar demasiado o hacerlo demasiado deprisa, yo solamente eché un poco de aceite en sus bielas. Una maquinaria bien engrasada ayuda a ser cursi y serlo es necesario también para la propia supervivencia. Soy bueno preparando trampas, sí, pero a mí también me gusta la cursilería, aunque ya llené el cupo en su momento, ahora solamente recuerdo que en casa nos bañaban en un barreño y en las piscinas de la Barceloneta todos parecíamos fideos dentro de una sopa, por los muchos que éramos y por lo caliente, orinada y “sopera” que ya estaba aquella agua. John Cheever escribió una historia que se llevó al cine, “El nadador”, interpretada por Burt Lancaster. En ella un hombre recorre y atraviesa a nado todas las piscinas de su condado. Es una buena historia de un navegante de un mar troceado en parcelas, ¿quién decía que al mar o al campo no se le podían poner puertas?

El mismo que dijo que no había caminos

Es para reírse, ¿verdad, Gordo?

Ya sabes que yo nunca dejo de reírme, querido peletero.

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