11 Marzo 2009
Igual que la guerra, o es total o no es guerra.
Si no lo es, ¿qué es?
Combate. Siempre se ha matado y se ha muerto igual. ¿Cómo?, preguntas, mal. Hubo un tiempo en el que se peleaba en un terreno acotado y muchas veces consensuado, ahora el “ring” es el mundo entero. En la antigüedad la infantería pesada la constituían guerreros en formación compacta, las famosas falanges, sumerias o macedonias. En cambio la ligera, los “peltastas” griegos o los “velites” romanos, solamente disparaba proyectiles y se mantenía a distancia del enemigo. En ambos casos el terreno es siempre fundamental, por acotado en el caso de la pesada, o por el alcance del arma arrojadiza en el caso de la ligera.
Un grupo no muy numeroso de “peltastas”, no sé si tebanos o atenienses, llegaron a derrotar a toda una falange de hoplitas espartanos en la guerra del Peloponeso.
Sí, date cuenta que la piedra, la honda y el arco forman parte del mismo concepto que el rifle y el misil. Los ejércitos contemporáneos son todos “ligeros”, aunque lo que se lanza ahora pesa más.
¿A ti te gusta la guerra, Gordo?
Sí, a mí me gusta la guerra, lo que no me gusta es la batalla, demasiada gente, tampoco me han gustado nunca las orgías, la verdad, ya sabes que soy un sentimental, demasiada carne, ya tengo suficiente con la mía. Cuando hay mucha me hago un lío, me equivoco, no sé si tengo encima o debajo a una mujer, a un hombre o a un perro. Aunque en el sexo, equivocarse no es el verbo correcto para indicar un error.
Eres un sarcástico, Gordo, te gusta decir esa clase de barbaridades. Solo te has acostado con quien has amado, ¿verdad?
No exactamente, peletero, solamente me he acostado con quien me ha amado, es una pequeña diferencia, ¿no crees?
Ya lo creo, sexo con afecto, poco o mucho, pero sin amor. El sexo produce inmunodeficiencia emocional. Ballard dice algo obvio, tanto que parece banal sin serlo y que no termina de convencerme. ¿El qué? Dice de manera pomposa que la contemporaneidad está marcada por la pérdida del afecto y por el relevo del paisaje físico por otro paisaje mediático donde realidad y ficción se confunden. Yo creo que eso siempre ha sido igual, quizás ahora más, ahora el afecto se vierte en las mascotas.
A mí me gusta hablar de afecto.
Es extraño que eso lo diga el Gordo.
No lo es, querido amigo, no lo es. A mí también me gusta hablar de eso; aunque es curioso que Ballard evite pronunciar la palabra “amor” y siempre te encuentres con la palabra “guerra”.
No es curioso, era un hombre inteligente. En su obra pseudo biográfica está muy presente. No me importa parecer cursi y sensiblero al reconocer que cada vez que veo la escena final del “Imperio del Sol” me saltan las lágrimas, siempre me ocurre igual.
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