EL DINERO Y EL CAFÉ ESPESO
Obra en un solo acto y cuatro escenas
Escena segunda (1 de 2)
En la sala solamente se halla Niko, sentado en una silla de madera al lado del tablero para hacer paquetes. Se está comiendo un bocadillo y algo de una fiambrera mientras ojea un libro.
Del ascensor sale Javier.
Javier
¿Has visto a Irene, NIko?
Niko
¿No estaba con vosotros?
Javier
Estaba, hasta que se ha ido.
Niko (Burlón)
¿La buscas?, ¿o huyes de ella?
Javier (Sonriendo)
¿A ti que te parece?
Niko
Que no lo sabes.
Javier
No eres griego, ¿verdad Niko?
Niko
Aquí seguro que no la vas a encontrar. Me parece que no la buscas.
Javier
Sí, yo creo que tampoco la busco.
Niko
Pues haces mal. ¿Quieres café?
Javier
No, ahora no. ¿Por qué crees que hago mal?
Niko (Paternal)
Porque Irene es una magnífica muchacha, y…
Javier (Irónico)
Sí, lo es.
Niko (Desentendiéndose)
Eso es lo que dicen todos.
Javier (Seguro)
Lo es, lo es, de verdad, es una buena muchacha.
Niko (Fatalista)
Pero no la quieres.
Javier (Cansado)
No he venido aquí para hablar contigo de Irene. Dime. No eres griego, ¿verdad, Niko?
Niko (Resignado)
Como tú quieras. Pero yo creo que deberías ir a buscar a Irene. Ya debes saber dónde está.
Te advierto que encontrarás pocas mujeres como ella.
Javier (Irónico)
Tienes razón, las hay mucho mejores.
Niko (Desentendiéndose simpáticamente)
Bueno, bueno, es asunto tuyo.
Javier (Sonriendo)
Eso es.
Niko
Es verdad, no soy griego, soy macedonio. Nací en (…). Allí tengo a mi familia, mi madre, mis hermanos, tíos, todos viven allí.
Javier (Interesado)
¿Les afecta la guerra?
Niko
Gracias a Dios no, (se santigua a la manera ortodoxa). No demasiado, no en un sentido militar. En Macedonia ha habido pocos disparos.
Javier
Debes llevar muchos años en Grecia, ¿Cuántos años?
Niko
Bastantes, ¿Quieres vino?
Javier
Sí, dame un poco.
(Niko le sirve un vaso de vino y se mantiene en silencio, se mira a Javier, mientras sigue comiendo su bocadillo)
(Javier también se queda en silencio, mirando su vaso de vino sin beberlo)
Niko
¿Qué?, ¿me has preguntado algo?
Javier
No, no te he preguntado nada.
Niko
¡Ah!
Javier
La frontera no la han llegado a cerrar, ¿verdad?
Niko (Irónico)
¿Quieres ir a la guerra?
Javier
Claro que no. Sólo quería saber si…
Niko (Interrumpiéndole)
¿De qué bando estás? Y no me digas que de ninguno. (Con una gran sonrisa)
Javier (Grave)
Tú de Serbia, ¿me equivoco?
Niko
No te equivocas.
Javier
Vanguelis me ha contado que hablas muchos idiomas. ¿Cuántos hablas?
Niko
Hablo doce, pero hay algunos idiomas eslavos que se parecen mucho. Sabiendo dos, casi sabes todos los demás. El que habla demasiado es Vanguelis aunque hable menos idiomas que yo.
Javier (Sorprendido)
¿Qué quieres decir con eso de que Vanguelis habla demasiado?
Niko
Que muchas veces estaría mejor callado.
Javier (Sigue sorprendido)
¿Por qué dices eso?
Niko (Arrepentido)
Cuando se tiene una guerra cerca es mejor hablar poco, pero déjalo correr, cosas mías.
Javier (Pensativo)
Doce idiomas, doce tribus, doce meses, doce horas, doce dedos, doce ojos. De todo hay doce.
Niko (Molesto)
Y tú pareces doce veces tonto.
Javier
¡Claro que lo soy!, por eso necesito que me aconsejes, por eso estoy hablando ahora contigo.
Niko (Picado)
¿No te estarás burlando de mí, verdad? El consejo ya te lo he dado. Ve a buscarla. Irene espera que lo hagas.
Javier (Conciliador)
¿De dónde sacas que me burlo? Además no es esta clase de consejos lo que necesito.
Niko (Disgustado)
No sé, eso de que de todo hay doce es una tontería. No me gustan los chistes que no entiendo.
Javier (Conciliador)
Así no se dan los consejos.
Niko (Nervioso)
¿Y cómo se dan? Yo jamás he dado consejos. Nunca nadie me los ha pedido.
Javier (Apaciguando a Niko)
Hablando, contándome tu vida. Y dejando a Irene en paz. Ella no forma parte de las cosas importantes.
Niko (Más tranquilo)
Claro que no forma parte de las cosas importantes, eso ya lo sé, por eso te digo que vayas a buscarla, no cuesta nada, es fácil. Me parece que ése si es buen consejo.
Javier (Lógico)
Por el mismo motivo tampoco es necesario lo contrario, no es necesario que la vaya a buscar. No hacerlo todavía es más fácil Niko, y menos complicado. Si fuera aún se pensaría ella que sí es importante.
Niko (Curioso)
Pero, ¿qué te sucede?, ¿qué necesitas?, ¿de qué clase de consejos hablas?
Javier
Sospecho que estoy llegando a un final de etapa, y me temo que deberé pasarme un tiempo largo, solo.
Soy rápido en las contrarrelojes, pero lento subiendo montañas. Necesito ayuda y tal vez tú puedas dármela.
Niko
¿Temes a la soledad?
Javier
No exactamente. Sé que tiene un valor y que encierra una verdad, y…
Niko
Y te demanda un precio muy alto.
Javier
Todo lo bueno es caro.
Niko
Tonterías, el dolor es caro.
Javier
Quizás no deba preocuparme, quizás deba callarme.
Niko (Comprensivo)
Tal vez tengas razón, quizás debas callarte. Siempre es mejor callar que hablar.
Javier (Insatisfecho)
¿Siempre?
Niko
Cuanto menos hables mucho mejor.
Javier
¿Así es?
Niko (Sorprendido y encarándose con Javier)
En cambio, tú ahora quieres que empiece hablar y te cuente mi vida.
Javier (Irónico y sonriente)
Sí.
Niko
Estás un poco desconcertado. ¿No quieres que te hable de Aleka?
Javier
¿Para qué?, en todo caso háblame de Alexis, su marido.
Tú eres el único al que puedo preguntar.
Niko
¡Si sabes tú más que yo!, ¿no erais amigos?, ¿no lo visitabas en Atenas?
Yo no sé nada desde que se fue, pero dinero sí sé que llega para su hijo Giorgios, el muchacho me lo cuenta. Ahora Alexis está en Nueva York.
Javier
Sí que lo visitaba, éramos y somos amigos, pero lleva un año en Nueva York y últimamente nos escribimos poco, él ya tiene bastante con sus libros. ¿Cuántos años hace ya de eso?, ¿cinco?
Niko
¿Qué se fue? Más o menos, sí cinco años. ¿Aún vive con aquella niña?
Javier (Con cara de estar mintiendo)
No sé.
Niko
Entonces, ¿qué demonios te cuenta?
Javier
Ya te digo que ahora poco.
Niko
A su hijo le gustará aquello.
Javier (Sorprendido)
¿Qué quieres decir?, ¿su hijo se irá a vivir con él?
Niko
Eso dice el muchacho.
Javier
¿Aleka lo sabe?
Niko
Supongo. El año que viene será ya mayor de edad.
Javier
Pobre Aleka.
Niko
¿Por qué pobre?
Javier
Se quedará sola también.
Niko
Ya que lo quieres saber, eso no es tan malo, yo llevo casi toda mi vida solo y sigo vivo. Además…, ya que hablamos de ella, Aleka no está sola del todo.
Javier
¿Que no está sola, dices?
¡Ya!
Me parece que sabes mucho.
Niko (Haciéndose el inocente)
Lo que me cuenta su hijo, nada más que lo que él me cuenta.
Javier
Tú también tienes hijos, ¿no?
Niko (Nervioso)
Dos muchachos.
Javier
¿A qué se dedican?
Niko
Están en la guerra, aunque no combaten.
Javier (Intrigado)
¿No?, qué suerte. ¿Qué hacen entonces?
Niko
Cosas.
Javier
¿Qué clase de cosas? Cosas que ni siquiera tú conoces, ¿no? Con los serbios, ¿no?
Niko
Conozco algunas y las otras las sospecho. Quizás es mejor que no las sepa. Son cosas necesarias para ganar una guerra.
Javier
¿Con Serbia?
Niko (Orgulloso)
¡Claro!, con Serbia, ¿con quién si no?
Están en el ejército serbio de Bosnia, a las órdenes de Ratko Madlic intentando liberarla de turcos.
Tu padre también hizo una guerra, la española, ¿en el 36?
Javier (Algo confundido)
¿Eh?, sí, del 36 al 39 y en el bando perdedor, aunque sólo estuvo 18 meses, año y medio. Más o menos como Dimitris. ¿Y tú?
Niko
Pues no se nota.
Javier
¿El qué?
Niko
Que estuvieran en el bando perdedor.
Javier
No sabía que fueras envidioso.
Niko (Ofendido)
No lo soy, ¿qué te hace suponer que lo sea?
Javier
Claro, claro, no lo eres. Dime, ¿hiciste tú alguna guerra?
Niko
En aquella época era un niño.
Javier
No lo eras, muy joven sí, pero no un niño. ¿Fuiste un partisano a las órdenes de Tito, o un chetnik monárquico?
Niko
¿Por qué quieres saber tanto?, me estás poniendo nervioso.
Javier
Necesito tu consejo, ya te lo he dicho. En aquella época, en 1944 deberías tener 13 ó 14 años, ¿no?
Niko (Irritado)
Pues pregunta directamente. ¿Qué quieres saber? ¿Qué te puedo decir yo?, ¿a cuántos ustachi croatas maté?, ¿eso quieres saber?
¿No me ves? (Abriendo los brazos)
Me pagan cuatro dracmas, por barrer, hacer paquetes, recados y cafés, y vivo en apenas unos metros cuadrados, donde casi no cabe mi cama. ¿Qué tontería de consejo puedo darte yo? ¿El de un hombre que no necesita ser rico, como dice tu padre?
Javier
Claro, ese es el consejo que yo quiero. Si no, se lo hubiera pedido a Dimitris.
Niko
¡Además quieren que sonría y que sea amable! ¿Qué demonios puedo decirte yo?
Javier
No lo sé, ¿qué me puedes decir? Di lo que sea.
Niko (Enfadado)
¿Y tu padre?, ¿no sabe darte consejos?
Javier
Claro que sabe, pero a veces es mejor que te los dé alguien más ajeno.
(Murmurando para sí y en voz alta) Aunque bien pensado me los debería dar él. Quizás deba darme prisa, quizás ya no quede tiempo. Quizás sea tarde ya.
Niko
¿Qué murmuras?, ¿es tarde para qué?
En aquel momento entra Vanguelis cargado con las pieles, los 12 “bodys” de manos de visón apalabrados por teléfono. Resopla. Cuando Niko y Javier lo ven acuden para ayudarle.
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