viernes, 6 de junio de 2008
El peletero viejo
16 de mayo de 2006
Adán y Eva después de pecar se vieron desnudos y se avergonzaron.
Al peletero no le sucede como al diablo, que por viejo sepa más que por peletero. Lo cual tampoco quiere decir que lo contrario sea verdad. Los peleteros jóvenes son tan sabios o tan ignorantes como los viejos. Menos escépticos, más irreflexivos, pero no menos inteligentes. Se equivocan más por que se mueven más y más rápido y sus tropiezos son sólo más numerosos, no peores.
Los logros y los estropicios se reparten a partes iguales. La edad, en este caso no es un baremo de la sabiduría, pero sí lo es, en cambio, de la velocidad.
Zeppelín Freeman afirma con ironía desde su rancho de Arizona, desde sus muchos años, y tal como dicen muchos de sus amigos hispanos, que “hay que manejar slowly para que te watchen”, y eso los ancianos lo hacen muy bien. Es una manera elegante y divertidamente poética de decir que la velocidad y la existencia son inversamente proporcionales.
Lo único que va muy rápido y al mismo tiempo se ve es la propia luz, todo lo demás necesita pararse o casi para hacerse notar. Los peleteros no sé si vamos rápidos o lentos pero seguro que muchos nos ven o nos miran demasiado, si no, no nos odiarían o admirarían tanto. En todo caso somos el segundo oficio más viejo del mundo y eso es mucho tiempo. El arte de vestirse fue la segunda cosa que hicieron Adán y Eva después de comerse la manzana, y eso quieras que no confiere prestigio y produce envidias insanas.
También es cierto que en ocasiones el tiempo transcurrido corroe las entrañas y las neuronas y en lugar de producir buen vino lo avinagra y lo echa a perder. La ternura del recién nacido se desvanece y en su lugar aparecen callosidades, llagas y tumoraciones malignas y repugnantes. La finura y la elegancia desaparecen y dan paso al polvo y a las arnas que se comen hasta el forro de los viejos abrigos. Las ruinas son hermosas, los despojos ni siquiera dan lástima.
Zeppelín Freeman recuerda que una de las primeras cosas que hacían los nazis con ellos era desnudarlos.
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